Cuando Gary Renard se comunicó conmigo para obtener una evaluación profesional del manuscrito que se convertiría en este libro, mis respuestas iniciales fueron perfectamente sensatas. Cuando Gary me dijo que su manuscrito tenía 150.000 palabras, le dije que ningún editor en su sano juicio publicaría tal manuscrito en un solo volumen. Tendría que dividirlo en dos o, mejor aún, corregirlo y retocarlo hasta convertirlo en un proyecto viable de menos de 100.000 palabras. Esto es lo que podía decirle sin ni siquiera ver el manuscrito.
Gary dijo que ninguno de esos abordajes eran aceptables para con su manuscrito , pero que lo pensaría. Entre tanto, me preguntó si podría darle un vistazo al proyecto, que esencialmente constaba de una serie de extensas conversaciones con dos "maestros ascendidos".
Entonces fue cuando tuve la segunda respuesta perfectamente sensata, que no me atreví a compartir con Gary: Oh, no —pensé— otro excelso manifiesto lleno de sandeces espirituales escrito por algún pobre diablo que cree que las voces que escucha en su cabeza son manifestaciones de algo divino. Durante las casi dos décadas que llevaba trabajando de periodista, corrector y editor en el campo de la espiritualidad alternativa, había visto más pilas de manuscritos de este tipo de basura de las que podía recordar. No pude sino traer a mi memoria una cita de San Juan de la Cruz, quejándose de los escribas engañosos de su propia época: "Esto ocurre continuamente , y muchas personas se dejan engañar por ello pensando que han alcanzado un alto grado de oración y están recibiendo han recibido comunicaciones de Dios. Bien lo escriben entonces o hacen que otros lo escriban, y acaba no siendo nada, algo carente de toda sustancia o virtud, que sólo sirve para animar en ellos la vanidad."
No había avanzado mucho con la lectura del manuscrito cuando me alegré de no haber compartido mi segunda y muy personal opinión con Gary, porque eso habría significado tener que tragarme mis palabras. Por más extraña que pareciera su historia a primera vista, era, no obstante, sorprendentemente amena, incluso cautivadora. Las conversaciones que Gary había grabado con Arten y Pursah, sus inesperados e inusuales instructores espirituales, eran inteligentes, divertidas y libres de la pseudo profundidad pegajosa que yo esperaba de un material “canalizado”. Más aún, el trabajo no parecía favorecer la vanidad de Gary. De hecho, sus compañeros de otros ámbitos espirituales se burlaban de él sin miramientos por ser un holgazán y un presumido, aunque también le animaban afectuosamente para seguir adelante con la disciplina espiritual.
Los lectores pronto descubrirán que esta disciplina ha sido dada a conocer a millones de personas de todo el mundo por medio de la moderna guía espiritual llamada Un Curso de Milagros (UCDM®)). Sin duda Gary se comunicó conmigo por los trabajos que yo había publicado en relación con el Curso, incluyendo The Complete Story of the Course ( La Historia Completa del Curso), libro que se utilizó para el lanzamiento de mi empresa editorial. Este libro es una revisión periodística de la historia de estas enseñanzas, de sus principales maestros y promotores, así como de sus críticos y de algunas de las controversias que ha generado. También es posible que Gary se comunicara conmigo por el reconocimiento inconsciente de nuestras similitudes psicológicas. Aunque de ningún modo soy un holgazán como el señor Renard, ciertamente reconozco mi tendencia a ser un presumido.
Como guía complementaria de enseñanza de los principios del Curso, el manuscrito de Gary tenía otra característica notable: no hacía absolutamente ninguna concesión en su compromiso con la filosofía espiritual "puramente no-dualista" de Un Curso de Milagros, y su credo, internamente activo; de perdonar, perdonar y seguir perdonando hasta que el perdón se convierta en un hábito mental de veinticuatro horas al día y siete días a la semana. Si bien ha habido un puñado de libros de mucho éxito basados en los principios del Curso, son también los que más han diluido sus principios, mezclándolos frecuentemente con otras ideas más aceptables de la Nueva Era y de la auto-ayuda. El manuscrito de Gary me produjo una buena impresión por su fidelidad tanto al núcleo metafísico como a la exigente disciplina mental del Curso, expresándose en general en términos absolutamente libres de ambigüedad. Quienes quiera que fueran, y vinieran de donde vinieran, estaba claro que Arten y Pursah no eran cómplices del último insípido taller de Iluminación en un Fin de Semana.
Este libro no sustituye a Un Curso de Milagros, pero confío en que sirva a muchos como animada mirada preliminar o como revisión radical de los principios fundamentales de esa enseñanza. Los lectores a quienes no les importe el Curso seguirán encontrando aquí mucho material para reírse, discutir y maravillarse. Si te ocurre como a mí, descubrirás que este libro no es para nada lo que esperabas, pero sin duda es un viaje fascinante. Como dirían Arten y Pursah: ¡¡Diviértanse!
D. Patrick Miller Fundador de Fearless Books Enero de 2003