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    MEJOR QUE EL SEXO
         (extracto)


En mi vida, había notado muchas cosas diferentes respecto al sexo. Tres de las más interesantes
eran las siguientes:

  • Aunque el sexo es todo lo "natural" que podría ser en la naturaleza, la gente siempre está
    tratando de hacer que los demás se sientan culpables por practicarlo.
  • La gente sigue practicándolo de todos modos, aunque se sientan culpables.
  • Aunque uno no debería señalarlo en una sociedad sexualmente obsesionada, el sexo en
    realidad no hace feliz a nadie.

En mi época de músico había conocido a una serie de personas que tenían abundantes contactos
sexuales y seguían sintiéndose desgraciadas. El sexo era una experiencia muy transitoria. La gente
asumía que las demás personas que practicaban mucho el acto sexual eran más felices, pero eso
no era cierto. Si alguien parecía contento, era porque sentía algún tipo de felicidad interna que en
último término no dependía de la gratificación temporal.

Una de las cosas que me gustaban del Curso era que el sexo no se planteaba como un problema.
No se emitían juicios respecto al comportamiento sexual. La única pregunta era: ¿Qué identidad
quiere tener el estudiante, la del cuerpo o la del espíritu? Si uno elegía el espíritu, eso no significaba
que no pudiera tener relaciones sexuales.
Insistir en que uno mismo u otra persona debería ser
célibe sería un juicio más que una actitud de perdón, y, sin embargo, es perfectamente adecuado
que quien así lo elija pueda ser célibe. El hecho de no centrar su identidad en el cuerpo significaba
que, en algún punto, los estudiantes debían recordar quiénes eran ellos y sus parejas. Para
quienes estaban enamorados, el sexo podía ser un símbolo de unión y una expresión de su amor.
La clave era la conciencia —aunque esa conciencia se olvidara temporalmente en el calor del
momento— de que la pareja en realidad no era un cuerpo, sino Cristo en si. Al mismo tiempo, lo
que uno piensa respecto a la pareja es lo que establece su propia identidad en su mente.
(ACIM: T667)

Una poderosa ventaja de
Un Curso de Milagros es que, en lugar de limitarse a decirte que creas que
no eres un cuerpo, te da los medios para experimentar algo que está más allá, algo mejor. La
mayoría de la gente no tiene ni idea de lo bien que podrían llegar a sentirse. Uno de los principales
objetivos del Curso es llevar al estudiante a conocer una Identidad, junto con las experiencias que la
acompañan, que no es de este mundo. Estas experiencias no intelectuales, que paradójicamente
son resultado de procesos intelectuales, son, de hecho, el heraldo de la respuesta permanente del
Espíritu Santo a este mundo. La mayoría de la gente duda de renunciar al mundo, pero, ¿tendrían
tantas dudas si pudieran saborear la alternativa con claridad? Si se les diera una auténtica
experiencia espiritual, se darían cuenta que el mundo material es un chiste cruel en comparación
con otras posibilidades disponibles.

Todas las experiencias, incluyendo el sexo, son estados mentales, aunque tengamos la ilusión de
que ocurren en el cuerpo. Recuerdo haber visitado una iglesia en Boston para escuchar una
conferencia de dos monjes budistas que habían crecido cerca de la frontera entre India y Tíbet.
Después de la conferencia, la gente del público tuvo oportunidad de hacer preguntas. La mayoría de
ellas eran el tipo de preguntas "espirituales" y educadas que la gente suele plantear. Entonces una
mujer tuvo el coraje de ponerse de pie y preguntar a los dos monjes cómo podían pasar tanto
tiempo —en un caso treinta años— sin contacto sexual. El monje que llevaba más tiempo siendo
célibe, y que hablaba el inglés tan bien como el Dalai Lama, pensó un minuto y a continuación
sorprendió al público con su respuesta: "Cuando estás en un orgasmo continuo, no supone
ninguna diferencia".

Desde el punto de vista de mis nuevas experiencias, ahora podía ver que la respuesta del monje
feliz estaba en sincronía con la respuesta del Curso al dilema de renunciar al universo cambiante e
ilusorio. Lo que el Espíritu Santo ofrecía era
constante, en comparación con la experiencia precaria y
poco fiable de cada mente aparentemente separada. En realidad, la eterna Palabra de Dios no
podía convertirse en carne temporal, excepto en los sueños irreales, pero la carne podía ser llevada
ante la verdad.

Teniendo en cuenta mi deseo de tratar el tema del sexo durante nuestro encuentro siguiente, cada
vez que entraba en mi comedor en abril de 1999 lo hacía con alegre anticipación, esperando la
ansiada aparición de Arten y Pursah. A última hora de la noche de lo que en Nueva Inglaterra
llamamos el Día de los Patriotas, recibí la esperada visita.

Arten: Hola Gary.
Pursah: Hola Gary.
Gary: Hola, chicos. ¡Estoy encantado! Gracias por venir. Parece que ya ha pasado tanto tiempo
desde la última vez que os vi.
Pursah: Estamos siempre aquí, simplemente no nos ves. Hablando de tiempo, después de esta
visita, nuestras próximas tres apariciones serán en diciembre —las próximas tres vacaciones de
Navidad— de 99, 2000 y 2001. Ya has aprendido a perdonar y sabemos que seguirás adelante por
el camino elegido. A estas alturas sólo venimos a darte apoyo y a añadir algunas observaciones
útiles. Dado que el sexo es parte de lo que llamas la vida, y como ya sabemos que deseas hablar
de ello, ¿por dónde te gustaría empezar?
Gary: La buena de Pursah, siempre directa al grano. Me explicasteis que el Curso enseña que la
tentación quiere convencerme de que soy un cuerpo, de modo que la pregunta es: ¿Cómo vivo la
vida normal que decís que podría vivir, practico el Curso y al mismo tiempo no me siento mal con
esa parte de el sueño de vida que es la identificación con mi cuerpo?
Arten: Recordando qué es el cuerpo y perdonándolo en el momento adecuado. Un sueño no es
nada, y el sexo no es nada. Pero no te recomiendo que te vuelvas hacia tu pareja después de hacer
el amor y le digas, "Eso no ha sido nada".
Gary: Sabía que estaba haciendo algo mal.
Arten: No obstante, puedes darte cuenta de cuál es la verdad en el momento que lo desees. Por
ejemplo, al principio del Curso se dice,

    Las fantasías son un medio para hacer asociaciones falsas y tratar de derivar placer de
    ellas. Mas si bien puedes percibir asociaciones falsas, nunca podrás hacerlas reales
    excepto para ti. Crees en lo que inventas. De igual modo, si ofreces milagros creerás en
    ellos con igual intensidad. (ACIM: T15)

Gary: De modo que todo es una fantasía, y la parte sexual de la fantasía es un intento de derivar
placer de una falsa asociación. Supongo que parte de ello consiste en que hemos hecho un falso
ídolo de nuestra sensación sexual, como si fuera un sustituto de Dios.
Pursah: Sí. Escucha esta cita de la sección del Texto llamada "El Anti-Cristo". J está hablando aquí
de distintos tipos de ídolos, y ciertamente puede considerarse que el sexo es uno ellos.

    No dejes que las formas que adoptan te engañen, pues los ídolos no son sino sustitutos
    de tu realidad. De alguna manera crees que completan tu pequeño yo, ofreciéndote así
    seguridad en un mundo que percibes como peligroso, y en el que hay fuerzas que se han
    aglutinado a fin de quebrantar tu confianza y destruir tu paz. Crees que los ídolos tienen el
    poder de remediar tus deficiencias y de proporcionarte la valía que no tienes. Todo aquel
    que cree en ellos se convierte en esclavo de la pequeñez y de la pérdida. Y así, tiene que
    buscar más allá de su pequeño yo la fuerza necesaria para levantar la cabeza y
    emanciparse de todo el sufrimiento que el mundo refleja. Ésta es la sanción que pagas
    por no buscar en tu interior la certeza y la tranquilidad que te libera del mundo, y que te
    permite alzarte por encima de él, en quietud y paz. (ACIM: T619)

Gary: Ahora sí que me tienes entusiasmado.
Pursah: No temas, querido hermano. Como J te dice,

    Este Curso no pretende despojarte de lo poco que tienes. (ACIM: W245)

Simplemente te pone en una posición donde puedes reclamar tu herencia natural, que es mucho
mayor que cualquier sensación corporal que puedas invocar.
Gary: Sabes, antes del Curso no habría pensado así, pero el Espíritu Santo me está ofreciendo algo
mejor que el sexo. De hecho, el sexo ni siquiera se le aproxima.
Pursah: Eso es correcto. Al mismo tiempo, Él no trata de privarte de lo que percibes temporalmente
como tus deseos. Hablando de tus deseos, ¿Karen no está aquí esta noche?
Gary: No. Ha ido a New Hampshire para hacer algunas compras con su madre. Se va a quedar la
noche allí con ella.
Pursah: Una historia convincente
Gary: Que graciosa. Sabes, hace unas semanas le estaba contando a ella que, cuando era
adolescente y fui a un baile en un salón de la iglesia católica. Estaba bailando una pieza lenta
estrechamente abrazado con una chica. De repente, una monja vino corriendo y puso una regla
entre nosotros diciendo: "Ya está bien, chicos, dejad sitio ahí en medio para el Espíritu Santo".
Siempre me divierte recordarlo.
Arten: Sí, la mayoría de las religiones siempre han tratado de reprimir la expresión sexual, hasta
que llega el momento de casarse y hacer más cuerpos... para la iglesia, por supuesto. Decir a la
gente que reprima sus deseos inconscientes y pre-programados es como decirle a un pájaro que
no vuele. ¿Recuerdas, cuando ibas al instituto, aquel ministro tan serio de la iglesia Bautista que
solía advertir contra los males del sexo y después perseguía a la mitad de las feligresas?
Gary: Oh, sí. Solíamos llamarle "El viejo bendícelas y desvístelas".
Arten: Cuando eres adolescente e irremediablemente lujurioso, ¿qué probabilidades tienes de
escuchar a un hipócrita como él?
Gary: No muchas.
Arten: No, desde luego, lo que nos lleva a un tema divertido, pero que deberíamos tratar de pasada.  
Durante los primeros 750 años de existencia oficial de la iglesia, desde 325 hasta 1088
aproximadamente, a los sacerdotes no se les exigía ser célibes. Entonces el Papa Gregorio, que no
tenía sentido del humor, insistió en que todos los sacerdotes fueran célibes, ¡hasta los que estaban
casados en aquel momento! Evidentemente, eso exige que nos preguntemos: ¿Qué tuvo que ver la
decisión del Papa Gregorio con J?
Gary: ¿Nada?
Arten: Precisamente. De modo que durante los últimos más de 900 años, los sacerdotes han
tenido que ser célibes. En algunos casos eso está bien, pero en otros casos se han producido
casos de abuso sexual que no habrían ocurrido si los sacerdotes hubieran podido expresar sus
legítimos deseos sexuales. El universo ilusorio es un lugar de tensión y liberación. Eso es dualidad.
Lo puedes ver en todo lo que llamas la naturaleza. Incluso puedes encontrarlo en la música. No es
natural hacer que alguien renuncie a cierto tipo de conducta hasta que la persona esté preparada
para ello, y en el caso de la mayoría de los sacerdotes tampoco es necesario. Y sí, hay abusadores
infantiles que no deberían ser sacerdotes, sean cuales sean las reglas.
Ahora, con el Curso, la tensión es liberada a través del perdón, pero hasta que alguien no sea un
perito en el perdón, no se puede esperar que renuncie a la mayoría de los deseos mundanos. Eso
es algo que viene de manera natural con la madurez de una mente avanzada en los caminos del
verdadero perdón. Ni siquiera J fue siempre célibe, y aunque no necesitó el sexo la última época de
su vida, estuvo casado los últimos quince años.
Gary: ¿Perdón?
Arten: Hoy en día ves esa idea como algo inusual. Sin embargo, si hubieras estado allí hace dos mil
años, lo que no era habitual es que un hombre judío de la edad de J no estuviera casado. No fue
hasta mil años después cuando un Papa decidió que tenías que ser célibe para ser sacerdote.
Vuestra visión sesgada de la historia, junto con siglos de proyección del pecado y la culpa
inconscientes en el sexo, hace que ahora veáis el celibato de J como una necesidad.
Gary: Oye, ¡que a mí me importa un comino! Quizá a otra gente...
Arten: Entonces infórmales de cómo fue realmente. La idea de que el sexo es algo malo nunca vino
de Dios y nunca vino de J. Si crees que hay algo malo en el sexo, también podrías creer que comer
es malo. Ambas cosas son actividades corporales normales, y cualquier idea en sentido contrario
ha sido inventada por la gente y no procede de la inspiración espiritual. No obstante, es
perfectamente adecuado que alguien renuncie al sexo si él mismo se siente inspirado a hacer eso
como expresión de su verdadero ser...




Extractos de la nota del Editor es © 2003 por D. Patrick Miller. Todos los otros extractos © 2002 by Gary R. Renard,
con excepción de los extractos anotados de Un Curso de Milagros, reimpresos con permiso de la Fundación para Un
Curso de Milagros (FACIM) 41397 Buecking Drive, Temecula CA 92590-5668m USA. Un Curso de Milagros® y UCDM®
son marcas registradas de FACIM.  Las ideas presentadas en estas páginas son interpretaciones pesonales y
comprensión del autor y no han sido endorsadas necesariamente por el propietario de los derechos de autor de Un
Curso de Milagros.



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